<<Oye tú, ¡sí, tú! el que no tiene idea de que le estoy escribiendo esto; ven aquí y léeme.
Te he mirado por primera vez a los ojos y he descubierto algo mágico en ti. Algo que no suelo ver en un chico común y que me gusta. No te asustes, que aún no he terminado.
Para empezar, tienes unos ojos muy brillantes que cuando me miran hacen que me concentre en sólo ellos, una sonrisa que contagia y una voz encantadora. Y ni hablar del lunar que tienes cerca al labio, que cada vez que lo veo me incita, me reta a querer besarte. ¿Eso es peligroso, no? Pero no te preocupes, sólo quiero ser tu amiga.
Desde hace un día no puedo dejar de pensar en ti. ¿Sabes lo que significa eso? Un día completo es igual a 24 horas...(Sí, creo que tus ojos me han hecho brujería).
No te conozco, pero no hace falta hacerlo para decirte que me caes bien. Se nota que eres un buen chico y que tus gustos son exquisitos. Me atraen demasiado los chicos que leen, tú lees así que es probable que me atraigas también. Disculpa si esto se ve acosador, pero esto es sólo una ilusión mía, como las que ya he tenido antes (es muy típico de mí ilusionarme de nada) pero es que parece que tienes algo diferente. Algo que, no sé... algo que verdaderamente hace que ponga mi atención en ti.
Espero que no me mires raro después de todo esto pero, me desquito así, escribiendo lo que siento y cómo me siento. No estás obligado a responder, con que hayas leído esto me sobra y basta.
Ah, y una cosa más: Sonríe, le gustas a alguien.>>
Plancha quemada.Lo único que se me ocurrió para llamar la atención, no narraré anécdotas sobre personas a las que se le quemó la plancha solo se me ocurrió ponerle un nombre. A eso yo lo llamo creatividad y a la vez, falta de imaginación.
viernes, 23 de febrero de 2018
jueves, 8 de febrero de 2018
How Long?
Muy original el título, ¿no?
No se preocupen, que voy a escribir sobre la canción, o sobre el autor de ésta. De todas maneras, nadie ve este blog.
Escribo principalmente para desahogarme, para ocultarme de mi realidad, para darme un respiro y seguir con lo propuesto desde el último día que salí del colegio: ingresar a la universidad.
El año pasado (2017) ha sido un año muy difícil para mí. Difícil tener que salir al mundo aún siendo menor de edad y no conociendo las consecuencias de salir a la calle a media noche. El año pasado fue como una "cachetada" que me dio la realidad al descubrir que todo no es como lo pensaba antes, y que si quieres tener un puesto aquí, te lo tienes que ganar por tu propio mérito.
Era un poco tedioso tener que reemplazar mis horas de salida, el tiempo que perdía viendo videos en Youtube por tres libros y una biblioteca: "Eso pasa cuando no tienes un hábito de estudio" decía mi papá. Me hubiera encantado decirle que soy así porque, de pequeña nunca me propusieron los hábitos de estudio y que aparte no me gustaba estudiar, prefería pasarme la tarde jugando con mis amigas del barrio...las matemáticas siempre me estresaban. En 2017 no estaba consciente de las cosas que hacía o decía. Miraba, pero no observaba; Hablaba, pero no pensaba; Besaba, pero no sentía. Y lo mismo pasaban con los libros y con los exámenes de admisión, los leía, los resolvía (o trataba de resolver) pero a final de cuentas, no los entendía.
La meta se me hacía cada vez más lejos acompañada de mi amigo el estrés y la famosa preocupación. Abrí los ojos cuando ya era tarde, cuando saqué cuentas vi que me faltaban cinco puntos más para ingresar. Cinco valiosos puntos que los hubiera aprovechado con gusto, pero no, preferí estar de vaga esos dos primeros meses.
Ahora que estamos 2018, un nuevo año, nuevas cosas y nuevas metas por lograr, quiero prometer que no será así. Ahora haré las cosas porque de verdad quiera hacerlas y no por obligación, ahora estudiaré hasta entender cada palabra de lo que leo, todas las preguntas del examen las responderé porque, ahora sí va en serio. Ahora sí quiero ingresar.
No se preocupen, que voy a escribir sobre la canción, o sobre el autor de ésta. De todas maneras, nadie ve este blog.
Escribo principalmente para desahogarme, para ocultarme de mi realidad, para darme un respiro y seguir con lo propuesto desde el último día que salí del colegio: ingresar a la universidad.
El año pasado (2017) ha sido un año muy difícil para mí. Difícil tener que salir al mundo aún siendo menor de edad y no conociendo las consecuencias de salir a la calle a media noche. El año pasado fue como una "cachetada" que me dio la realidad al descubrir que todo no es como lo pensaba antes, y que si quieres tener un puesto aquí, te lo tienes que ganar por tu propio mérito.
Era un poco tedioso tener que reemplazar mis horas de salida, el tiempo que perdía viendo videos en Youtube por tres libros y una biblioteca: "Eso pasa cuando no tienes un hábito de estudio" decía mi papá. Me hubiera encantado decirle que soy así porque, de pequeña nunca me propusieron los hábitos de estudio y que aparte no me gustaba estudiar, prefería pasarme la tarde jugando con mis amigas del barrio...las matemáticas siempre me estresaban. En 2017 no estaba consciente de las cosas que hacía o decía. Miraba, pero no observaba; Hablaba, pero no pensaba; Besaba, pero no sentía. Y lo mismo pasaban con los libros y con los exámenes de admisión, los leía, los resolvía (o trataba de resolver) pero a final de cuentas, no los entendía.
La meta se me hacía cada vez más lejos acompañada de mi amigo el estrés y la famosa preocupación. Abrí los ojos cuando ya era tarde, cuando saqué cuentas vi que me faltaban cinco puntos más para ingresar. Cinco valiosos puntos que los hubiera aprovechado con gusto, pero no, preferí estar de vaga esos dos primeros meses.
Ahora que estamos 2018, un nuevo año, nuevas cosas y nuevas metas por lograr, quiero prometer que no será así. Ahora haré las cosas porque de verdad quiera hacerlas y no por obligación, ahora estudiaré hasta entender cada palabra de lo que leo, todas las preguntas del examen las responderé porque, ahora sí va en serio. Ahora sí quiero ingresar.
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